Quizás cabría responder con otra pregunta, ¿cómo es posible que todavía alguien crea que lo que comemos no influye en nuestra salud o en la curación de enfermedades?
Por desgracia así es. La mayoría de las personas que acuden a nuestra consulta han escuchado a su médico frases como “da igual lo que comas”, “la alimentación no influye en tu tratamiento ni en tu enfermedad”, “sigue comiendo igual” o, con suerte, un lacónico “come sano”.
Imagen 1. «Da igual lo que comas».
¿Qué dice la ciencia al respecto?
Un reciente estudio publicado en una de las mejores revistas científicas, The Lancet, analizó cómo han evolucionado los factores que impactan en nuestra salud desde 1990 hasta 2019. Los autores del estudio mostraron que los únicos factores que han empeorado en todos los países analizados son el aumento significativo de la obesidad, de los niveles de glucosa en nuestra sangre y el consumo de alcohol, seguido muy de cerca del aumento en la tensión arterial. [1] Todos estos factores están directamente relacionados con nuestra alimentación y hábitos de vida.
¿Qué implican estos datos en tu salud?
A nivel mundial, la obesidad causa que vivamos de media unos 5,9 años menos, mientras que en 1990 esta cifra era de 2,6 años. ¡En 30 años hemos duplicado el impacto nocivo de la obesidad sobre nuestra esperanza de vida! [1] Uno de los grandes problemas de nuestra sociedad es la normalización de la obesidad. Por ejemplo, en España donde todos, casi sin excepción, creemos que tenemos una alimentación saludable solo por tener el pasaporte español, tenemos una tasa de obesidad y sobrepeso en la población adulta de un 60%.[2] Si estos datos no fueran suficientemente alarmantes, es más dramático conocer que el 40% de los niños de entre 3 y 8 años tiene sobrepeso u obesidad, una tasa que en 1984, rondaba el 3%.[3] Estamos creando una sociedad obesa desde la base y esto nos lleva a normalizarla, haciendo que hasta un 40% de los hombres y un 19% de las mujeres crean que tienen un peso saludable, cuando tienen sobrepeso u obesidad.[4] Los problemas derivados de esta normalización hacen que las personas crean que se encuentran sanos, cuando en realidad tienen una alteración en su metabolismo que aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, depresión y hasta 13 tipos diferentes de cáncer [5, 6].
Imagen 2. Estamos creando una sociedad obesa, normalizando la obesidad.
Pero… más allá de que engordemos o no, ¿es importante lo que comemos para nuestra salud?
Todos conocemos a personas que comen lo que quieren, y no precisamente de forma saludable, y no engordan, incluso sin hacer nada de ejercicio físico. ¿Significa esto que están sanos? No. Científicamente, se ha demostrado que existen personas “delgadas por fuera, pero obesas por dentro” del inglés TOFI (Thin Outside, Fat Inside) [7] o MUNW (metabolic unhealthy normal weight) [8]. Estas personas (seguro que puedes pensar algún ejemplo cercano) tienen también su metabolismo afectado, acumulando grasa alrededor de los órganos, siendo este tipo de grasa, la visceral, la más nociva para nuestra salud [7, 8].
Además, lo que comemos influye de forma directa en dos aspectos muy importantes de nuestra salud: la flora intestinal y la generación de inflamación generalizada en nuestro organismo.[9, 10 y 11] Se ha demostrado que el tipo de alimentos que consumimos influye directamente en el tipo de bacterias que crecen en nuestro organismo y que conforman lo que conocemos como microbiota. Estas bacterias pueden ser beneficiosas y producir sustancias que afectan positivamente a todo nuestro cuerpo o nocivas y generar el efecto contrario. Saber qué alimentos influyen en ella de una forma u otra es muy importante, porque tener una microbiota nociva aumenta considerablemente tu riesgo de desarrollar múltiples enfermedades y, no solo eso, hará que te sientas peor en tu día a día.[12]
En lo que respecta a la inflamación generalizada, debes saber que una alimentación poco saludable puede hacer que tu organismo esté inflamado aunque tú no lo notes en tu día a día. Se ha demostrado que esta inflamación crónica hace que aumente significativamente nuestro riesgo de desarrollar enfermades neurodegenerativas, hepáticas, cardiovasculares, diabetes y cáncer [13] ¿Sabías que hasta un 60% de los cánceres podrían evitarse con una alimentación adecuada y un estilo de vida saludables?
Imagen 3. Portada de The New Yorker 6 de septiembre 2021 “Solo pensamos en comer”.
Pero… ¿por qué nos alimentamos tan mal?
Probablemente, el principal motivo detrás de la mala alimentación generalizada en nuestra sociedad sea la total ausencia de educación nutricional y de hábitos de vida desde el colegio. Esto nos lleva a no reflexionar sobre lo que ingerimos en nuestro día a día, ni el impacto que esto puede tener tanto a corto, como a largo plazo, en nuestra salud. Además, en muchas ocasiones creemos firmemente que llevamos una alimentación saludable. Nuestra experiencia es que esto sucede en la mayor parte de personas que contactan con nosotros y la realidad es que no. ¿Autoengaño? ¿Falta de conocimiento? Seguramente ambas. [14]
Otro hecho clave es la falta de recomendaciones sobre alimentación y estilo de vida que nos transmiten las autoridades sanitarias, incluso nuestro propio médico. Este hecho hace que muchas personas piensen que “si fuera importante la alimentación mi médico me lo hubiera dicho”. NO, la realidad es que los médicos no estamos formados para dar recomendaciones sobre alimentación saludable ni cómo ayudar a las personas a implementarlas. Creemos, y deseamos, que este hecho empezará a cambiar en los próximos años.
Imagen 4. La educación desde pequeños es el motor del cambio.
Por último, otro gran factor que influye de forma determinante en lo que comemos es… efectivamente, la industria alimentaria. En concreto la industria de los alimentos ultraprocesados. Estas compañías son capaces de involucrarse en las políticas de prevención gubernamentales hasta conseguir que sus productos puedan seguir comercializándose con total impunidad, incluso algunos de ellos hasta son recomendados. Y qué decir de sus bien estudiadas campañas de marketing que pueden llegar a hacernos creer que estamos consumiendo alimentos de lo más saludables. [15, 16 y 17]
Este hecho se ve agravado por la desinformación o más bien la “infoxificación” nutricional a través de redes sociales, influencers, televisión o revistas que no tienen base científica alguna y que promueven dietas y alimentos milagro. En nuestra sociedad actual priman la inmediatez y los resultados a corto plazo, pero la realidad es que en nuestra salud los milagros (a falta de confirmación oficial por parte de las altas instancias sagradas) no existen. Es esencial saber qué alimentos elegir para aportar a nuestras células todos los nutrientes que necesitan para su correcto funcionamiento, tan importante como saber qué alimentos pueden generarnos efectos nocivos. Pero solo si entendemos el por qué debemos elegir unos alimentos u otros, podremos mantener esta alimentación saludable para el resto de nuestra vida. Cuando aprendes y entiendes, puedes tomar decisiones informadas para tu vida, de lo contrario, te arrastrará la corriente y los demás las tomarán por ti. La alimentación es parte de nuestra cultura, de nuestra sociedad y de nuestra felicidad. Debemos desterrar para siempre las dietas y los alimentos milagro y adoptar de una vez por todas una alimentación saludable que nos haga sentir bien y con la que disfrutemos cada día.
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