Cereales y cáncer: dudas y certezas (I)

Cereales y cáncer: dudas y certezas (I)

Es tan complejo hablar sobre cereales dentro de una alimentación saludable, y más durante el cáncer, que el tema merece dedicarle más de un post.  Hoy os presentamos el primer capítulo. Esperamos que os guste y que os quedéis con muchas ganas de leer el segundo.

Seguro que has oído alguna vez, durante alguna conversación de sobremesa,  algo sobre lo malo o lo bueno que es el consumo de trigo o de otros cereales. Hay versiones para todos los gustos. Frases como: “los cereales producen inflamación”, “el gluten es malísimo” o “yo sin mi barra de pan no puedo pasar”. Pero, ¿qué dice la ciencia sobre este tema? ¿Hay algún tipo de relación entre el consumo de cereales, trigo o gluten, y el desarrollo de cáncer? ¿Qué debo hacer con el consumo de cereales si he sido diagnosticad@ de cáncer? Responderé a todas estas preguntas en el post de hoy.

 

Cereales y cáncer

Los cereales son un tema muy controvertido en el mundo científico, especialmente en la nutrición oncológica. Sin embargo, no deberíamos plantear el debate como una pelea de malos vs buenos, del todo o de la nada. El consejo nutricional para una persona con cáncer debe ser personalizado. 15

 

¿Hay algún tipo de relación entre el consumo de cereales y el desarrollo de cáncer?

El mayor estudio realizado hasta el momento que analiza los factores que pueden influir en el desarrollo de cáncer, publicado por el World Cancer Research Fund (WCRF), muestra que el consumo de cereales integrales previene el desarrollo de cáncer colorrectal (Fig. 1). 6

Recomendaciones sobre hábitos de vida saludables para prevención de cáncer

Figura 1. Recomendaciones sobre hábitos de vida saludables para prevención de cáncer del World Cancer Research Fund.

¿Qué significa que un cereal sea integral?

Tendemos a pensar que los cereales integrales son más sanos porque contienen fibra y eso nos ayuda a ir al baño. Pero… no es solo la fibra y no solo tiene esa función la fibra. La fibra también reduce el contacto de los carcinógenos en el intestino, además de favorecer una población saludable en nuestra microbiota intestinal. 71011. Los cereales integrales, además de fibra, contienen almidón, proteínas, vitaminas y otros micronutrientes concentrados en el germen y en las capas más externas del grano. Al refinar los cereales, se elimina el germen y las capas exteriores del grano (el salvado), lo que reduce muchísimo la presencia de fibra, pero también de todos esos  micronutrientes claves para nuestro organismo (Fig. 2).

Diferencias entre los cereales integrales y los refinados

Figura 2. Diferencias entre los cereales integrales y los refinados. Fuente: https://www.hsph.harvard.edu/nutritionsource/what-should-you-eat/whole-grains/

Se ha descubierto que  esta puede ser la causa principal por la que los cereales integrales podrían ser beneficiosos en algunos tipos de cáncer. Estos efectos protectores podrían residir en los micronutrientes tipo vitamina E, silicio, selenio, cobre o zinc y en otros compuestos bioactivos como lignanos, fitoestrógenos y compuestos fenólicos asociados a la fibra alimentaria.12 Como la mayoría de estos compuestos se encuentran en el germen y el salvado, su consumo, es decir, el consumo de cereales integrales, favorece la eliminación de carcinógenos, mantiene nuestra flora intestinal más saludable e incluso mejora nuestro metabolismo a nivel de la insulina.712

Por tanto, ya empezamos a vislumbrar que este debate sobre si cereales malos o buenos no es tan sencillo, ya que primero se debería diferenciar entre cereales integrales o refinados. De hecho, se ha encontrado que el consumo de cereales refinados incluso podría aumentar el riesgo de desarrollar cáncer gástrico,13 mientras que el consumo de cereales integrales podría disminuir el de colon. Sin embargo, en nuestra sociedad, los cereales refinados son los de consumo mayoritario, sobre todo arroz y trigo, y consumiéndolos fundamentalmente en forma de pan, pasta, galletas y bollería.6

Así, ya tenemos un primer consejo a tener en cuenta a la hora de elegir, por ejemplo, un pan. Es mucho más saludable consumir pan de harina integral que pan blanco.  Y, aunque ya sabíais el consejo, ahora tenéis los motivos científicos que lo avalan.

 

Pero, si ya he sido diagnosticado de cáncer ¿debo entonces comer muchos cereales integrales?

Para dar una respuesta, es clave valorar el efecto de los diversos alimentos en las complicaciones gastrointestinales derivadas de la propia enfermedad y de su tratamiento.

La mayoría de las personas piensan que el efecto negativo de los cereales es el gluten. De alguna manera, parece que se ha convertido en una moda. Además, la industria alimentaria ha contribuido mucho a esta creencia, desarrollando líneas completas de alimentos sin gluten, y, todo sea dicho, no por ello más saludables.14 Veamos qué dice la ciencia al respecto.

¿Es el gluten tan malo como lo pintan?

El gluten es el principal componente proteico del trigo y de algunos otros cereales. En el caso del trigo, casi un 80-90% del total de la proteína es gluten (Fig. 3).15

Composición en gluten y ATI de la harina de trigo

Figura 3. Composición en gluten y ATI de la harina de trigo. Fuente: Schuppan F et al. Wheat syndromes 2019.

Sus propiedades de textura y elasticidad han provocado la búsqueda de variedades de trigo con un gluten en el que estas características estén todavía más potenciadas, para poder confeccionar alimentos procesados más esponjosos y con textura más agradable. Pero, además, el gluten se está usando de forma extra, añadido a los alimentos procesados (incluso a cosméticos) como aditivo.15 El gluten es una proteína que no se degrada totalmente en el intestino. Esto provoca una reacción inmune e inflamatoria, siendo esta la alteración fundamental que sucede en la celiaquía.16,17 Sin embargo, en personas sin celiaquía el consumo de gluten también aumenta los factores proinflamatorios, la respuesta inmune proinflamatoria y la permeabilidad intestinal.1820 Esta permeabilidad está muy afectada durante el tratamiento oncológico, lo que produce un círculo vicioso proinflamatorio.21,22 Así, en personas que están en tratamiento activo, el consumo de altas cantidades de gluten podría provocar un aumento en la inflamación y síntomas gastrointestinales.

Pero, ¿es el gluten el único culpable de todos los males?

Ni mucho menos. Se ha visto que cereales como el trigo, la cebada o el centeno, entre otros, pueden contener también inhibidores de la tripsina amilasa (ATI), que tienen un efecto proinflamatorio a nivel intestinal (Fig. 3).14,19,2326 Los ATI, en condiciones normales, son degradados en el intestino gracias a los Lactobacilli de nuestra microbiota. Además, con un adecuado procesamiento del pan (tema del que hablaremos en el siguiente post de cereales), pueden disminuir mucho su potencial inflamatorio.27,28 Pero, en el caso de una persona con cáncer, el tratamiento quimioterápico puede reducir de forma significativa los niveles de microbiota beneficiosa, especialmente Lactobacilli,4 promoviendo los efectos nocivos de los ATI en el intestino.

Gluten, ATI¿algo más?

Pues sí, los cereales también contienen unas moléculas denominadas FODMAP por sus siglas en inglés (Fermentable Oligosacáridos Disacáridos Monosacáridos y Polioles), de los que ya hablamos en el post de la receta de las habas con sepia y de los lácteos (Fig. 4). En el caso de los cereales, como el trigo o el centeno, los principales FODMAPs son en forma de fructanos.5

Tipos de FODMAP en diferentes alimentos

Figura 4. Tipos de FODMAP en diferentes alimentos.

Como veis, estos compuestos se encuentran en múltiples alimentos que consideramos saludables. Pero el problema no se genera en personas sanas con intestinos en perfectas condiciones, sino que pueden producir problemas gastrointestinales en personas con patología intestinal basal o derivada de los tratamientos, como es el caso de las personas con cáncer (Fig. 5).2931

Efecto de los FODMAP en el origen de los síntomas gastrointestinales.

Figura 5. Efecto de los FODMAP en el origen de los síntomas gastrointestinales.32

Así que, en resumen, hay numerosos estudios que han demostrado que el gluten, los ATI y los FODMAP pueden provocar inflamación y efectos gastrointestinales nocivos.14,15,33 Por tanto, la reducción de factores de riesgo de inflamación, inmunitarios y síntomas gastrointestinales con unas recomendaciones nutricionales personalizadas, como la disminución de gluten, ATI y FODMAP en los casos que lo requieran, podría ayudar a disminuir el desarrollo de cáncer, los efectos secundarios de los tratamientos y el riesgo de recidiva.

Pero, tranquilos, no todos los cereales son iguales en este sentido. Se ha comprobado que, por ejemplo, la avena, el arroz, la escanda, la quinoa o el trigo sarraceno* son mucho menos proinflamatorios.24,25

Así que, os dejamos hoy el consejo número 2: a la hora de elegir un buen pan: priorizar el consumo de cereales con bajos niveles de gluten, ATI y FODMAP como la avena, el trigo sarraceno o la escanda, y siempre integrales.

Si queréis saber más sobre cómo elegir un buen pan, especialmente si has sido diagnosticado de cáncer, no te pierdas nuestro post sobre Cereales y cáncer: dudas y certezas (II).

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Julio Madrigal Matute

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